martes, 16 de diciembre de 2008

Sergio Sarachu - Hombreando letras

(…) el sol temprano de diciembre corta en fetas
el sur de las dos de la tarde.
Unas pocas hormigas atienden el horóscopo del tiempo
que anuncia lluvias.
Mover las palabras de su estante original
es atentar contra el oficio de la piedras
(media suela boca arriba
con la autopsia del caminante, abajo
y más abajo
la pulpa de otras vidas silbando bajito y de reojo).

Sólo se apura el río y humedece
la terquedad de las truchas respirando a contramano.
La calle es un cuadro sudoroso. Las casas
publican en sus ventanas la siesta de cemento.

Escribir ahora es hombrear letras (…)

jueves, 27 de noviembre de 2008

Rubén Boggi - Madre

Deja caer tus armas en mi pecho,
diosa de tez cetrina,
caliente espada de cilantro

Si pudiera amar,
lo haría como un fusil lejano.
Sería un lejano fulgor
de estrellas moribundas.

Deja caer por favor tus armas
En mi pecho
Oh madre celestial,
dueña absoluta.

Si pudiera vencer a la muerte con una canción, lo haría
Con una garganta enarbolada en el mástil del deseo.
Si pudiera vivir
lo haría humildemente,
con el permiso de las flores del campo.

Pero deja caer, deja caer tus armas
en mi pecho blanco,
mi pecho, mi corazón extendido en las sábanas
Oh diosa de manos prodigiosas

Madre del silencio,
Madre de las palabras nunca dichas

Deja caer tus armas en mi pecho,
Deja caer tu velo para siempre en mis ojos tristes de niño que ya muere,

Que ya se hunde
en la luz
del mediodía eterno
En el tenue
Sabor
de las flores del campo.

martes, 18 de noviembre de 2008

Rubén Boggi-Infancia

Venía la luz
Como el suspiro
De una boca.
Apenas
Un susurro
Una caricia amable.
Venía la luz
Desde la sombra más oscura
Y era
Una palabra
Era
El recuerdo ajeno
Era
Otro cuerpo
Otra historia
Y tenía
Forma
De luz.
Nosotros
Éramos niños
Y la luz caía
Como la lluvia
Sobre
El campo fértil.
La luz
Nos mojaba
De amor

Y entonces
Nuestras risas
Construían
El futuro.

(poesía que forma parte del espectáculo poético-musical "Al filo del alba")

jueves, 6 de noviembre de 2008

Mariana Rosa- Caldo de hueso

Ella podría de una vez deshabitar el agua
podría mudar los pies de la palangana inútil
donde remoja y remoja
no sabe qué noción de sí

Una fruta inexistente le come las manos

Aprende a escatimar el tacto, la moneda
Sostiene con ahinco la rienda del corset

Vísperas de baile agitan un dolor

Pasó ya la tarde rumiando sola
ganando como un niño tonto la próxima sortija



Alguien le dijo que tal vez el desamparo
fuera el lugar donde hacer crecer los pies
entonces en medio del charco
se detiene a saborear

Magnífica obstinación del agua
Caer como un náufrago sería justo
caer como un clavadista delirante
caerse de lleno en el plato mismo
el caldo de hueso
espeso
caníbal
el oloroso ungüento
sancochada la duda
y de allí beber

Sólo un perro viene a lamerle la boca
saciada
ella le seguirá el rastro
como a un designio


El viento de la casa arrastra ruido
que nunca alcanza la calle
Al silencio sólo lo escucha el muerto
en la antigua habitación

Mudanzas que tomen la casa por asalto
Deseadas manos de un prestidigitador

Al fondo entre tanto se erosionan viejos trastos
y uno es un anfibio desalmado
arrastrado por la cola
mutando entre la selva abierta
y el último corredor


Parto rauda a los maizales
con la escena a cuestas
Cada vez menos gracia para envejecer
para urdir de la galera raída
objetos nuevos


Deseo al paquidermo inexistente
y sólo sé mutar
en la desidia
ser otra otra otra

Ves?
el cordón
jamás termina de ceñir
la espalda


Conocer un pájaro es abrirlo con la boca
soportar pluma y sangre en la lengua
escuchar el peso de su cabecita muerta
sostener en la garganta el embudo negro
que es la posibilidad de un vuelo
Plegarse desde la saliva a sus huesos de aire
a sus piecitos tiesos
Sentirlo bajo el paladar
cada vez que se respira


Y aún así poder desearlo
No dudar de su verdad rasgando el aire
del centro de su cuerpo como punto de fuga
de su insidioso acierto

(De: www.escritorespatagonicos.8m.com)

lunes, 20 de octubre de 2008

Héctor Ordóñez. Si todo hiere

Una felicidad imaginada baña
montañas y valles
las cabras pastan su languidez de siglos
mientras la miseria nutre la utopía
y riega la tierra de los sueños.
¿Qué remedio tiene la herida?
nadamos en el mal con movimientos espontáneos.
El cielo tiene una entrada custodiada
por la muerte y la distancia.

viernes, 17 de octubre de 2008

Macky Corbalan. Cutral Co

I
Tuvo río sólo por un día. Arrastró
casas, perros y
gente por
kilómetros,
durante un marzo hecho
enteramente
de agua.
II
Un desierto lo rodea.
Por las noches, a un tiempo,
los pequeños animales que
lo pueblan,
abren sus ojos,
y otra luz se hace.

III
La leche por la mañana, las tizas
de colores, las rodillas dolientes, los
árboles sacudidos violentamente
en una tarde marrón de arena
y cardos rusos.
Ben Hur en la tele.
Mi temor al ridículo, sobre
el mantel de una mesa rodeada
de sonrojadas amigas calladas.

IV
Suena fuerte buena música
del terreno vecino. Ellos han sacado
sus sillas al fresco y charlan,
y ríen. Otros días, algo más malos,
se recriminan duramente
las horas opresivas, los hijos
inesperados.
V
Mis padres se amaron
un tiempo razonable. Luego,
se dedicaron a criar a sus hijos,
a trabajar, a pasar los años.
Ahora, teme uno la falta del otro.
Como suelen decir:
lo sobrenatural es lo más natural.

jueves, 9 de octubre de 2008

Irma Cuña. No ser

No ser

Ya no estás en la casa,
ni en el balcón al sol,
ni por la calle.
No esperamos oír
el ruido de tus llaves.
No te vemos
hundido en el sillón,
fumando,
siempre.
Tampoco suena hasta la madrugada
el teclear de tu máquina.
Al cenar,
la menor se ha empeñado en ocupar tu silla.
En los rincones,
la mayor lee tus libros, a escondidas.
Yo
monologo con vos,
continuamente.

(De Maneras de Morir, 1974).

viernes, 26 de septiembre de 2008

Macky Corbalán-Huaritaco

Huaritaco
soy
bailo con el instinto
del universo / del humas / de la perra
representante del dios huari
soy
fémina corrupta de
sexo rapaz y prejuicioso
despierto
encendidas polémicas sobre mi ambivalente lengua
se ponen de acuerdo en desviar sus miradas
escupen mi rostro
evitan el detergente de mis uñas
son duro / impiadosos
pero nada pueden
huraritaco
soy
pese a sus grotescos
esfuerzos por hacerme hijos
desprecio su semen desde mi útero fresco
vuelvo la cabeza
ante sus vacías cuencas frente al sol
soy
la representante en la tierra perversa
del dios huari
de sus huestes de vientre carcomido
voy
encendida / con muslos abiertos a la intriga
tocan mi ternura inhiesta
pretenden avanzar sobre mis muros
yo
dentro de mis tierras
mastico / baño el cuerpo en leches violentas
leo fulgurantes letras en la piedra
sus artilugios son tan ingénuos
como los ojos del niño escondidos en el piso
para mi dolor
- me se el rostro de todos los dolores -
huaritaco
soy
bailo
danzo por la panza de la noche
que sigue
en celo.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Raul Mansilla. Kallfumalen

No son tus labios este cielo gris encapotado
ellos tenían el sabor del verano
aún en la ciudad enloquecida
mientras saqueábamos supermercados.
Harina sillitas sillones lechones flores robadas que luego
se secaron y hoy son cenizas del duelo.
Pero no son tus labios este mayo gris este cielo
lo tuyo es la palabra deja vu escrita en rojo
la cima del mundo desde donde miraba mi paz
el reposo del guerrero torre de babel en mí todas las
lenguas en mí todas lenguajes de fuego de agua de
antiquísimas mujeres azules. Kallfumalen.

Sacerdotisa azul y roja pequeña obra acodada en la mesa
de lenga riendo como si nada
cortando en hebras mi corazón
moviendo tus labios en olas que corrían mi piel
y la arrumbaban hasta el fin del hombre.

No son tus labios este cielo gris el espacio donde ahora
me hundo sin protección.
Circo mal hecho ciudad con sed lugar donde bebo a dos
manos con la sed de todos cuenco donde habitan
dragones que hablan un particular fuego criado en el
crimen. Fuego tierno irresistible que quema de a poco
mis ojos rojos de extrañarte mis ojos rojos de magma.

Me perdí en el recuerdo de tus labios viniendo a mí
no como este cielo gris tus labios
mujer azul y roja. VOLVE DEL COLOR QUE
QUIERAS a cambiar este cielo borrá
con tus labios inefables este mayo sacá el rojo de mis
ojos volále la tapa de los sesos a los edificios que nos
separan a las cuatro cuadras miserables que no me dejan
ver ese reposo esa paz multicolor ese mullido lugar
donde descansaba.

De Ojos Rojos. Libros celebrios. Neuquén, 2004.

sábado, 30 de agosto de 2008

Gerardo Burton-Barrio Hipódromo, Neuquén

1

elevan los cielos una plegaria oscura
cuando un cataclismo
despoja tibiezas de la piel lacerada


el viento mueve briznas de basura
en tiernos y penumbrosos
tugurios de olvido y soledad



2

el viento arde en las cicatrices de la meseta
y un dolor quieto que no hace sombra
baja con el barro del aluvión


las gentes andan casi desoladas
en el reflejo impiadoso
de la vida que otros les designan


con perseverancia de patrulla perdida
apenas mantienen su hambre
en la luminosidad vertical


(De Obra Junta, Gerardo Burton, 2007, edición de la secretaría de Cultura de Neuquén)

jueves, 7 de agosto de 2008

Rubén Boggi - La niña

La niña


La niña era rubia y caminaba por el sendero azul de las estrellas.
Su cuerpo ondulaba en la energía de la luz espiritual.

En los ojos del tiempo refulgía la piel del universo,
y la niña tenía la fiebre en el vientre, el sol clavado en las ancas de la aurora,
y caminaba entre las estrellas,
como una diosa rosada en el empedrado de la vieja calle del barrio,
y en cada mano llevaba un beso muerto.

La niña andaba grácil y liviana por los caminos perdidos de la mirada de los hombres.
Lejos de la carne ardiente,
lejos del humo infértil de las tardes cansadas.
Y su cabellera era una sonrisa complaciente y doméstica,
Y en el aliño del otoño su pelo era el hilo que cortaba en pedazos
la ciudad oscura del deseo.

La niña llevaba un beso muerto en cada mano para ofrendar al dios de las partidas permanentes,
de los olvidos insaciables,
de las lágrimas eternas.

La niña era mi niña.

La que supo amar, en el odio de los pantanos cenagosos de las tormentas.
La que quiso perder.
La derrotada.

Mi niña triste y muerta, en el cielo abierto como una herida,
por la que se va mi sangre, abandonada.

domingo, 3 de agosto de 2008

Macky Corbalán- poema

¿Quién se acerca
desde el vibrante labio del horizonte,
protegido por la cegadora luz blanca?

Quisiera creer que todos lo ven,
y lo esperan. (Pero ¿por qué lo pienso
en masculino? ¿Acaso mi mente puede leer
lo que se acerca y cuando esto es poderoso
lo imagina hombre?)
Miro a los costados,
nadie parece compartir mi digresión,
esta ansiedad, el aire de temor.


Se mueve detenido por la lejanía.


Aquí, en este lugar de la espera,
todo sigue igual: casas y tumbas se
chupan a los seres con igual codicia;
la piel se enciende en los sueños,
los sueños se acaban cuando empieza el día,
el día termina apenas abiertos los ojos.


Pero, ¿cuándo? ¿y ese gesto de los perros,
ese dejo de terror? Parecieran tener cajas en
la lengua y un movimiento
continuo en la cabeza
(dentro de la cabeza).


No hay nada: ni cámaras ni música ambientando
el final feliz. No hay final feliz.
No hay aliento, no hay afuera,
no hay siquiera un intento
por anonadarse
con éxito.


Y quien viene,
sin llegar.


(Macky Corbalán, nacida en Cutral Co. Una de las poetas más talentosas de la Patagonia).

jueves, 24 de julio de 2008

Rubén Boggi-Hombre en Neuquén

Hombre en Neuquén

Primero fue la selva y el pantano.
El mar fecundo, la planicie agitada.
El hombre era solo un sueño oscuro
en el ojo de un dios. Era nada.
Grandes bestias desgarraban el aire.
Y la tierra se abría.
Y era de fuego el agua.
No había amor allí. Fue antes del amor,
antes del odio, que la montaña
salió desde el abismo
y puso entre las piedras
la araucaria.
Llegó el silencio. La noche blanca
enterró animales marinos.
El hombre vino, oscuro y anhelante,
liviano como el aire.
Hizo la flecha, el ánfora,
La cuchara, el arnés, la palabra.
Mató para comer, cuidó el sembrado,
enfrentó a otros hombres,
hizo la guerra, odió, torturó
a las bestias, lloró después por ellas,
pintó las piedras con ideas,
imaginó a los dioses, les rindió
pleitesía, los engañó más tarde.
En el rumbo del alba,
amó también, y mucho.
Todavía camina este Neuquén
bravío. Todavía es nada.
Y sin embargo,
cuánto ha padecido.
En las ciudades, hay otras batallas.
En el humo rojo de las tardes,
quiere saber. Pero le está vedado.
Ahora duerme.
Ahora recorre la última distancia.

miércoles, 16 de julio de 2008

Rubén Boggi - Los riscos

Los riscos


Maggy Eve
Vuela entre los riscos

Mujer de un solo trazo
Es una línea
En el horizonte

Allí estará el pincel
Allí la rama
El pájaro
El trino

Maggy Eve vuela entre los riscos
Suavemente
Como una canción

Allí la casa de piedra blanca
Allí ese pedazo de alma iluminada
Allí la veo, sentada
Maggy Eve.

domingo, 13 de julio de 2008

Sergio Sarachu-Coironal

13.

(...) agosto se apaga tosiendo en Pulmarí.
Se descompuso la tarde en Ñorquinco, dice la mujer.
Yo chapaleo telarañas a la orilla de tus pechos,
los erizo con el idioma de la punta de los dedos,
los miro desde tus hombros,
los abrazo con los dientes. Me intereso por tu lengua,
esa que decapa los cielos de nieve.
Pero te distrae agosto, que tose por la ventana
y se descompone como la tarde de acá cerca.
Cargo mi rostro descamisado, no sea que (...)




14.


(...) ante tus labios recortados por la lunea del sauce
todo es parsimonia, dejadez del ayer.
Quedan sobre el aire tus pisadas de colchón caliente
y una carta en la heladera.
Más allá, el contorno de tu abrigo
paralizando los momentos del viernes.
El álamo es un lápiz labial sobre la noche.
Como él, baila su duelo la quietud (...)



(De coironal y milhojas. 2008)

domingo, 15 de junio de 2008

Luis Benítez - La Zamba


La Zamba

Rueda en el salón la zamba. Se desliza como un fuego en los reflejos
de la gran fuente de ponche, resuena en los espadines de parada
de esos mis oficiales mientras te pido esta zamba,
Remedios, la de los ojos de sombra, en una noche de guitarras,
de carlón y de gloria después de ese amanecer en San Lorenzo
cuando entreví, en una bayoneta española, el otro lado, el posible,
de este homenaje que me brinda tu voluble, tu cambiante Buenos Aires,
Remedios de Escalada, la de los ojos de sombra.
Soy el héroe de la boca muda, el que siempre parte a caballo,
el que organiza y difiere el amor, el que no escribe.
Soy el que no vuelve la cabeza, el que se embarca.
Piensa en todo esto antes de aceptar esta zamba.
Desde Mendoza vendré una noche, una sola noche, y de esa noche
saldrá una mujer que repetirá tus ojos, tu paciencia, tu nariz y tus ritos
ante mi vejez extranjera, manchada de oprobio, de pobreza y de cólera.
Yo soy el héroe, el héroe siempre necesario,
el que justifica la vida de los burócratas, el que se prueba
en los precipicios, el que toma las decisiones duras.
Los hombres que vendrán conmigo, quién sabe, volverán
a la ternura que sólo brinda la mujer, a su desnudo tacto único
bajo las sábanas,
a eso que la guerra sin duda no reemplaza,
al tibio cuerpo oculto y presentido en alguna parte
de la oscura casa amistosa y a los hijos. A todo lo inefable
después del miedo, del degüello y de las cargas,
que una mañana única difiere hasta mañana. Antes de alzarte
de mi mano en la zamba piensa en la tortura seguida de los meses,
examina Remedios la condena de tus ojos de sombra
en los arneses de las mulas peruanas, piensa en los edictos
que firmaré sin pensarte, medita las veces en que no seré,
desde el jardín de tu casa, más que el horizonte,
el vacío como ayer y anteayer repetido, el llamado rutinario
a la cena frente a una silla como siempre sin nadie, piensa
en las veces en que para tu hija no seré más que un nombre.
Remedios de Escalada que pliegas sonriendo el tenso abanico,
que recoges nerviosa tu amplio vestido ante el triste capitán
al que efímera gloria y tu amor le dedica la cambiante Buenos Aires,
el que treinta años después de esta zamba aún verá tus pupilas
lejanas, perdidas,
en la caravana de horror cuando te nombre.

(De Luis Benítez: Breve Antología Poética, Ediciones Juglaría, 2008).

Roberto Glorioso - tres poesías

26

Aunque profesan
rapacidad
en los patios sin templo
traen sus vientres
escarbados de hambre.

27

Callar hasta que
el estruendo
se haga añicos
es ese silencio.

28

Aquí ocurre el mundo.

Donde muere sin tregua
lo que amamos.

(De Tierra No Prometida, Ediciones Ultimo Reino, 2008)

domingo, 8 de junio de 2008

Rubén Boggi- invierno

Invierno


Han caído las hojas del paraíso
Y llueve sobre todas las palabras
Como al principio de las cosas

En aquella plaza de senderos perdidos
Todavía caminan los fantasmas
El agua se desliza sin formas ni sentido
Y lava cuerpos de mujeres ignotas

Como hojas caídas en la tierra dormida
Como palabras dormidas
En el principio de las cosas

Han caído las hojas del paraíso
Y una suave locura desdeña las creencias
Y los perros son ahora los dueños de la cuadra
Y no hay nadie
Que pueda recordar tu mirada

En la tersa ladera
De tu costado amable
Se resbala una lágrima
Una gota de tiempo madura y reflexiva

Los fantasmas caminan por la plaza llovida
Y han caído las hojas
Y el agua se desliza
Pero no es tu mirada la que cae del árbol
No es tu cuerpo esta calle asustada que corre
No es aquella mujer ésta que despertada atrapa viejos sueños

Es sólo que otro año ha pasado
Por la vieja ventana

No busques el consuelo en la loca caricia
El tiempo ha terminado
Y la palabra ha muerto.

lunes, 19 de mayo de 2008

Ricardo Fonseca

Cuentos de la luna

(A Galia Labrín)

Como por arte de magia
la luna se va elevando.
Pero mi niña quisiera
retenerla entre sus manos.


Piedra del cielo, la luna,
sostenida por los álamos.

Le digo como en un cuento
que hay un mar de su otro lado.
Y ella me mira y se queda
lejanamente dudando.


Piedra del cielo, la luna,
redonda sobre los álamos.


Tal vez sin decirme nada
sabe que estamos jugando.
Y que la luna también
es un barrilete blanco.


Por la ventana, la luna,
parece que está escuchando.

Y muy segura, mi niña
la va arrullando en sus brazos,
mientras se duerme tranquila.
Y yo me quedo dudando.

(De Los días cantados).

jueves, 15 de mayo de 2008

Luis Benítez

De las tantas cosas que no puede

De las tantas cosas que no puede
mostrar ciertamente la palabra,
la primera imposible es el olor
tan propio y exacto de las cosas.

La poesía también es como el aroma.

Así quedan sin nombre
el olor definitivo de la lluvia
y el efímero matiz que se respira
al asomarse a las sombras de un aljibe;
el olor del primer mar, a los seis años,
la fragancia, que nos asustaba, de los cielos nublados,
y el olor a comida de una casa
que nos fue querida.
La memoria tal vez sea
sólo visión de olores olvidados,
como este papel a donde llamo
a la presencia ardiente de unas hojas quemadas
y a la clave del enigma de la rosa;
al olor de las sangres
que no vi derramarse,
al olor del incienso y al del alcanfor,
un olor que resplandece;
al de las jóvenes mujeres en los baños públicos,
al de las monedas, que abandonan la mano
y que retornan, al de la tierra de Pinzón
una mañana de octubre, al de los gatos,
al olor milagroso de las cosas vulgares,
de las que apenas se comprende
que emanan la noche poderosa,
al de un río que corre lejos
y al que sin razón evoco,
al de la palabra marisma, al de retablo,
a los de esta mañana
que partieron a un país sin dónde,
al de una muchacha que se fue,
el 2 de noviembre de 1982,
para que mis palabras
pidieran el perfume de unos versos
y me quedaran la fecha y la balada,
el de las ballenas que tiñen
la espuma de aceite y de tamaño,
el de un hombre que hablaba del origen del día,
al de las tantas cosas
a las que no pude acercarme y que me esperan.
Son otro mundo más sobre este mundo,
veo el bosque y entre el bosque
la selva del aroma.
Yo me voy de los hombres y las cosas
como un salvaje que marcha a las ciudades
y dice adiós a su mundo de olores;
también a mí ellos vuelven
bellos y pesados como un remordimiento.
Serán desde estos versos mi memoria,
seguirán sobre el mundo
cuando me haya muerto.

Rubén Boggi

El torrente


Abre el agua un horizonte impío
en el valle oscuro
que la ampara.
No es de Dios esa lengua desatada,
que socava montañas
y caminos.

Viene por ti.
Te busca ansiosa,
Como busca
una mujer su primer hijo.

En la piedra ha quedado
una sonrisa vana.
No es de Dios.
Es de más lejos.
.

El agua
rompe las venas de la tierra,
y se abalanza como un tropel de lirios.

Viene por ti.
Por ti, que ya estarás muriendo,
estepa quejumbrosa y solitaria.

El agua viene
rompiendo los espejos de las cumbres.
Viene a fundar tu cuerpo
de la nada.
Tu cuerpo de magnolia evanescente.

Ya muerto,
tu cuerpo de humedad para siempre.

martes, 6 de mayo de 2008

Irma Cuña


El cuenta

gota a gota

su muchedumbre de fantasmas,

y ha repudiado mis manos.

Solamente un día

confundió la voz con un espejo.

su respuesta fue una ola de arena.

Aún está secando mi piel

y deslumbrando de sílice mi pelo.


Irma Cuña - Del libro El Extraño

Raúl Mansilla

RUKA CHOROY
(CASA DE LOROS)
La ruka es la casa y los loros son nómades que van de un lugar a otro,con una mujer en cada cueva, como marineros de agua dulce, sus salobresvidas, no dejan tatuajes en este otoño, son otras sus estaciones, otras.Lo demás somos nosotros abrazados frente al lago Ruka Choroy,lo demás el silencio mayor, el lugar teniente, las araucarias y los gansos,latas de cerveza robadas en el hotel, cantin, palo, salame y queso,rojos ñires desde donde saliste, descalza, a pedir sosiego.Pero ahora estoy solo en el roquerío, mientras en la ciudad, los autos esperan semáforos, mientras comés una naranja,mientras Aluminé dada vuelta, es un pueblo de naipes, castillos,corazones tomados de la mano intentando llegar a mis labios que te extrañan.Aluminé con sus casas hartas de ser hogares dulces hogares,para atrás el equilibrio, gira como un tronco el pueblo, el lago, el jinete,los mapuches me miran azorados, no fue una buena semana para la petaca,ni mis ojos, ni los loros que decidieron emigrar.Ya no se ni lo que tomo, sin documentos, solo tengo ese lago calmo,en el que aparece tu rostro deformado por el chupetín que chupaste en abril,chupo yo también ahora, chupan todos, maman, sorben,no es una buena semana para las bebidas espirituosas.Voy al cementerio del lago, donde los antiguos me llaman, tiro agua y migajasde pan, te recuerdo, veo a la ciudad, los edificios, la terraza donde colgás laropa, el otro día vi el sweter rojo que tanto me gustaba,pero aquí no, no hay cordeles, ni freezers ni Walt Mart, ni lugares dondevendan vino después de las veintitrés.Es casi de noche y no sirvo, no se guiarme por las araucarias, las estrellas todavíason débiles, tengo caramelos en los bolsillos, voy cruzado por el camino de tierra, estoy en Ruka Choroy, aquí estuvimos juntos, nos besamos,y ahora dónde estás? controlando alimentos en el puente,completando crucigramas, viendo si llevan la guía,el precinto, o estás viendo a capricornio en el diario,mi signo, tu signo, nos dicen lo mismo, lo mío tuyo, lo tuyo mío, nunca me dejes,nunca le des esto a nadie, sos solamente mío/mía,pero uno dice estas cosas borracho.Pero es Ruka Choroy, donde corrías gansos, donde estabas brotada,es la habitación 107, es el otoño, es U2, es la poeta Macky, es tu lunar y mismanos quebrando palitos, es el borde del mundo, es la punta, son loscanelones, el vino tinto,es la cordillera de los andes, que ahora te falta,porque estás en la ciudad,entre bocinas, ulular de sirenas sin escamas,picadas de fiats unos, aviones que aterrizan, ochocientos cincuenta canalesde tele, doscientas efe eme, calles angostas donde apretás tu bolso, y yo aquí tirando la piedra plana que hace veintidós patitos en el lago,patitos que no llegan a la orilla, donde espero, mientras ruego, que puedacaminar sobre las aguas o cambiar de canal, o sacar el sweter rojo del cordel,o pedirle a los loros que me lleven a las cuevas donde se emborrachanpara pedir perdón.

Raúl Mansilla - Aluminé – 2003