La mujer
Abre y cierra sus pliegues
Como un abanico
Su piel de madera
Llena de savia
Derrama en mis manos
Una húmeda ternura
La mujer
Susurra en el viento
Unas tristes palabras
Y después
Se cierra sobre sí
Y guarda
Su trémulo cuerpo
Hasta que llegue
La próxima mirada.
(para Emilio Petorutti, en el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén).