lunes, 19 de mayo de 2008

Ricardo Fonseca

Cuentos de la luna

(A Galia Labrín)

Como por arte de magia
la luna se va elevando.
Pero mi niña quisiera
retenerla entre sus manos.


Piedra del cielo, la luna,
sostenida por los álamos.

Le digo como en un cuento
que hay un mar de su otro lado.
Y ella me mira y se queda
lejanamente dudando.


Piedra del cielo, la luna,
redonda sobre los álamos.


Tal vez sin decirme nada
sabe que estamos jugando.
Y que la luna también
es un barrilete blanco.


Por la ventana, la luna,
parece que está escuchando.

Y muy segura, mi niña
la va arrullando en sus brazos,
mientras se duerme tranquila.
Y yo me quedo dudando.

(De Los días cantados).

jueves, 15 de mayo de 2008

Luis Benítez

De las tantas cosas que no puede

De las tantas cosas que no puede
mostrar ciertamente la palabra,
la primera imposible es el olor
tan propio y exacto de las cosas.

La poesía también es como el aroma.

Así quedan sin nombre
el olor definitivo de la lluvia
y el efímero matiz que se respira
al asomarse a las sombras de un aljibe;
el olor del primer mar, a los seis años,
la fragancia, que nos asustaba, de los cielos nublados,
y el olor a comida de una casa
que nos fue querida.
La memoria tal vez sea
sólo visión de olores olvidados,
como este papel a donde llamo
a la presencia ardiente de unas hojas quemadas
y a la clave del enigma de la rosa;
al olor de las sangres
que no vi derramarse,
al olor del incienso y al del alcanfor,
un olor que resplandece;
al de las jóvenes mujeres en los baños públicos,
al de las monedas, que abandonan la mano
y que retornan, al de la tierra de Pinzón
una mañana de octubre, al de los gatos,
al olor milagroso de las cosas vulgares,
de las que apenas se comprende
que emanan la noche poderosa,
al de un río que corre lejos
y al que sin razón evoco,
al de la palabra marisma, al de retablo,
a los de esta mañana
que partieron a un país sin dónde,
al de una muchacha que se fue,
el 2 de noviembre de 1982,
para que mis palabras
pidieran el perfume de unos versos
y me quedaran la fecha y la balada,
el de las ballenas que tiñen
la espuma de aceite y de tamaño,
el de un hombre que hablaba del origen del día,
al de las tantas cosas
a las que no pude acercarme y que me esperan.
Son otro mundo más sobre este mundo,
veo el bosque y entre el bosque
la selva del aroma.
Yo me voy de los hombres y las cosas
como un salvaje que marcha a las ciudades
y dice adiós a su mundo de olores;
también a mí ellos vuelven
bellos y pesados como un remordimiento.
Serán desde estos versos mi memoria,
seguirán sobre el mundo
cuando me haya muerto.

Rubén Boggi

El torrente


Abre el agua un horizonte impío
en el valle oscuro
que la ampara.
No es de Dios esa lengua desatada,
que socava montañas
y caminos.

Viene por ti.
Te busca ansiosa,
Como busca
una mujer su primer hijo.

En la piedra ha quedado
una sonrisa vana.
No es de Dios.
Es de más lejos.
.

El agua
rompe las venas de la tierra,
y se abalanza como un tropel de lirios.

Viene por ti.
Por ti, que ya estarás muriendo,
estepa quejumbrosa y solitaria.

El agua viene
rompiendo los espejos de las cumbres.
Viene a fundar tu cuerpo
de la nada.
Tu cuerpo de magnolia evanescente.

Ya muerto,
tu cuerpo de humedad para siempre.

martes, 6 de mayo de 2008

Irma Cuña


El cuenta

gota a gota

su muchedumbre de fantasmas,

y ha repudiado mis manos.

Solamente un día

confundió la voz con un espejo.

su respuesta fue una ola de arena.

Aún está secando mi piel

y deslumbrando de sílice mi pelo.


Irma Cuña - Del libro El Extraño

Raúl Mansilla

RUKA CHOROY
(CASA DE LOROS)
La ruka es la casa y los loros son nómades que van de un lugar a otro,con una mujer en cada cueva, como marineros de agua dulce, sus salobresvidas, no dejan tatuajes en este otoño, son otras sus estaciones, otras.Lo demás somos nosotros abrazados frente al lago Ruka Choroy,lo demás el silencio mayor, el lugar teniente, las araucarias y los gansos,latas de cerveza robadas en el hotel, cantin, palo, salame y queso,rojos ñires desde donde saliste, descalza, a pedir sosiego.Pero ahora estoy solo en el roquerío, mientras en la ciudad, los autos esperan semáforos, mientras comés una naranja,mientras Aluminé dada vuelta, es un pueblo de naipes, castillos,corazones tomados de la mano intentando llegar a mis labios que te extrañan.Aluminé con sus casas hartas de ser hogares dulces hogares,para atrás el equilibrio, gira como un tronco el pueblo, el lago, el jinete,los mapuches me miran azorados, no fue una buena semana para la petaca,ni mis ojos, ni los loros que decidieron emigrar.Ya no se ni lo que tomo, sin documentos, solo tengo ese lago calmo,en el que aparece tu rostro deformado por el chupetín que chupaste en abril,chupo yo también ahora, chupan todos, maman, sorben,no es una buena semana para las bebidas espirituosas.Voy al cementerio del lago, donde los antiguos me llaman, tiro agua y migajasde pan, te recuerdo, veo a la ciudad, los edificios, la terraza donde colgás laropa, el otro día vi el sweter rojo que tanto me gustaba,pero aquí no, no hay cordeles, ni freezers ni Walt Mart, ni lugares dondevendan vino después de las veintitrés.Es casi de noche y no sirvo, no se guiarme por las araucarias, las estrellas todavíason débiles, tengo caramelos en los bolsillos, voy cruzado por el camino de tierra, estoy en Ruka Choroy, aquí estuvimos juntos, nos besamos,y ahora dónde estás? controlando alimentos en el puente,completando crucigramas, viendo si llevan la guía,el precinto, o estás viendo a capricornio en el diario,mi signo, tu signo, nos dicen lo mismo, lo mío tuyo, lo tuyo mío, nunca me dejes,nunca le des esto a nadie, sos solamente mío/mía,pero uno dice estas cosas borracho.Pero es Ruka Choroy, donde corrías gansos, donde estabas brotada,es la habitación 107, es el otoño, es U2, es la poeta Macky, es tu lunar y mismanos quebrando palitos, es el borde del mundo, es la punta, son loscanelones, el vino tinto,es la cordillera de los andes, que ahora te falta,porque estás en la ciudad,entre bocinas, ulular de sirenas sin escamas,picadas de fiats unos, aviones que aterrizan, ochocientos cincuenta canalesde tele, doscientas efe eme, calles angostas donde apretás tu bolso, y yo aquí tirando la piedra plana que hace veintidós patitos en el lago,patitos que no llegan a la orilla, donde espero, mientras ruego, que puedacaminar sobre las aguas o cambiar de canal, o sacar el sweter rojo del cordel,o pedirle a los loros que me lleven a las cuevas donde se emborrachanpara pedir perdón.

Raúl Mansilla - Aluminé – 2003