jueves, 24 de julio de 2008

Rubén Boggi-Hombre en Neuquén

Hombre en Neuquén

Primero fue la selva y el pantano.
El mar fecundo, la planicie agitada.
El hombre era solo un sueño oscuro
en el ojo de un dios. Era nada.
Grandes bestias desgarraban el aire.
Y la tierra se abría.
Y era de fuego el agua.
No había amor allí. Fue antes del amor,
antes del odio, que la montaña
salió desde el abismo
y puso entre las piedras
la araucaria.
Llegó el silencio. La noche blanca
enterró animales marinos.
El hombre vino, oscuro y anhelante,
liviano como el aire.
Hizo la flecha, el ánfora,
La cuchara, el arnés, la palabra.
Mató para comer, cuidó el sembrado,
enfrentó a otros hombres,
hizo la guerra, odió, torturó
a las bestias, lloró después por ellas,
pintó las piedras con ideas,
imaginó a los dioses, les rindió
pleitesía, los engañó más tarde.
En el rumbo del alba,
amó también, y mucho.
Todavía camina este Neuquén
bravío. Todavía es nada.
Y sin embargo,
cuánto ha padecido.
En las ciudades, hay otras batallas.
En el humo rojo de las tardes,
quiere saber. Pero le está vedado.
Ahora duerme.
Ahora recorre la última distancia.

miércoles, 16 de julio de 2008

Rubén Boggi - Los riscos

Los riscos


Maggy Eve
Vuela entre los riscos

Mujer de un solo trazo
Es una línea
En el horizonte

Allí estará el pincel
Allí la rama
El pájaro
El trino

Maggy Eve vuela entre los riscos
Suavemente
Como una canción

Allí la casa de piedra blanca
Allí ese pedazo de alma iluminada
Allí la veo, sentada
Maggy Eve.

domingo, 13 de julio de 2008

Sergio Sarachu-Coironal

13.

(...) agosto se apaga tosiendo en Pulmarí.
Se descompuso la tarde en Ñorquinco, dice la mujer.
Yo chapaleo telarañas a la orilla de tus pechos,
los erizo con el idioma de la punta de los dedos,
los miro desde tus hombros,
los abrazo con los dientes. Me intereso por tu lengua,
esa que decapa los cielos de nieve.
Pero te distrae agosto, que tose por la ventana
y se descompone como la tarde de acá cerca.
Cargo mi rostro descamisado, no sea que (...)




14.


(...) ante tus labios recortados por la lunea del sauce
todo es parsimonia, dejadez del ayer.
Quedan sobre el aire tus pisadas de colchón caliente
y una carta en la heladera.
Más allá, el contorno de tu abrigo
paralizando los momentos del viernes.
El álamo es un lápiz labial sobre la noche.
Como él, baila su duelo la quietud (...)



(De coironal y milhojas. 2008)