jueves, 27 de noviembre de 2008

Rubén Boggi - Madre

Deja caer tus armas en mi pecho,
diosa de tez cetrina,
caliente espada de cilantro

Si pudiera amar,
lo haría como un fusil lejano.
Sería un lejano fulgor
de estrellas moribundas.

Deja caer por favor tus armas
En mi pecho
Oh madre celestial,
dueña absoluta.

Si pudiera vencer a la muerte con una canción, lo haría
Con una garganta enarbolada en el mástil del deseo.
Si pudiera vivir
lo haría humildemente,
con el permiso de las flores del campo.

Pero deja caer, deja caer tus armas
en mi pecho blanco,
mi pecho, mi corazón extendido en las sábanas
Oh diosa de manos prodigiosas

Madre del silencio,
Madre de las palabras nunca dichas

Deja caer tus armas en mi pecho,
Deja caer tu velo para siempre en mis ojos tristes de niño que ya muere,

Que ya se hunde
en la luz
del mediodía eterno
En el tenue
Sabor
de las flores del campo.

martes, 18 de noviembre de 2008

Rubén Boggi-Infancia

Venía la luz
Como el suspiro
De una boca.
Apenas
Un susurro
Una caricia amable.
Venía la luz
Desde la sombra más oscura
Y era
Una palabra
Era
El recuerdo ajeno
Era
Otro cuerpo
Otra historia
Y tenía
Forma
De luz.
Nosotros
Éramos niños
Y la luz caía
Como la lluvia
Sobre
El campo fértil.
La luz
Nos mojaba
De amor

Y entonces
Nuestras risas
Construían
El futuro.

(poesía que forma parte del espectáculo poético-musical "Al filo del alba")

jueves, 6 de noviembre de 2008

Mariana Rosa- Caldo de hueso

Ella podría de una vez deshabitar el agua
podría mudar los pies de la palangana inútil
donde remoja y remoja
no sabe qué noción de sí

Una fruta inexistente le come las manos

Aprende a escatimar el tacto, la moneda
Sostiene con ahinco la rienda del corset

Vísperas de baile agitan un dolor

Pasó ya la tarde rumiando sola
ganando como un niño tonto la próxima sortija



Alguien le dijo que tal vez el desamparo
fuera el lugar donde hacer crecer los pies
entonces en medio del charco
se detiene a saborear

Magnífica obstinación del agua
Caer como un náufrago sería justo
caer como un clavadista delirante
caerse de lleno en el plato mismo
el caldo de hueso
espeso
caníbal
el oloroso ungüento
sancochada la duda
y de allí beber

Sólo un perro viene a lamerle la boca
saciada
ella le seguirá el rastro
como a un designio


El viento de la casa arrastra ruido
que nunca alcanza la calle
Al silencio sólo lo escucha el muerto
en la antigua habitación

Mudanzas que tomen la casa por asalto
Deseadas manos de un prestidigitador

Al fondo entre tanto se erosionan viejos trastos
y uno es un anfibio desalmado
arrastrado por la cola
mutando entre la selva abierta
y el último corredor


Parto rauda a los maizales
con la escena a cuestas
Cada vez menos gracia para envejecer
para urdir de la galera raída
objetos nuevos


Deseo al paquidermo inexistente
y sólo sé mutar
en la desidia
ser otra otra otra

Ves?
el cordón
jamás termina de ceñir
la espalda


Conocer un pájaro es abrirlo con la boca
soportar pluma y sangre en la lengua
escuchar el peso de su cabecita muerta
sostener en la garganta el embudo negro
que es la posibilidad de un vuelo
Plegarse desde la saliva a sus huesos de aire
a sus piecitos tiesos
Sentirlo bajo el paladar
cada vez que se respira


Y aún así poder desearlo
No dudar de su verdad rasgando el aire
del centro de su cuerpo como punto de fuga
de su insidioso acierto

(De: www.escritorespatagonicos.8m.com)