jueves, 7 de agosto de 2008

Rubén Boggi - La niña

La niña


La niña era rubia y caminaba por el sendero azul de las estrellas.
Su cuerpo ondulaba en la energía de la luz espiritual.

En los ojos del tiempo refulgía la piel del universo,
y la niña tenía la fiebre en el vientre, el sol clavado en las ancas de la aurora,
y caminaba entre las estrellas,
como una diosa rosada en el empedrado de la vieja calle del barrio,
y en cada mano llevaba un beso muerto.

La niña andaba grácil y liviana por los caminos perdidos de la mirada de los hombres.
Lejos de la carne ardiente,
lejos del humo infértil de las tardes cansadas.
Y su cabellera era una sonrisa complaciente y doméstica,
Y en el aliño del otoño su pelo era el hilo que cortaba en pedazos
la ciudad oscura del deseo.

La niña llevaba un beso muerto en cada mano para ofrendar al dios de las partidas permanentes,
de los olvidos insaciables,
de las lágrimas eternas.

La niña era mi niña.

La que supo amar, en el odio de los pantanos cenagosos de las tormentas.
La que quiso perder.
La derrotada.

Mi niña triste y muerta, en el cielo abierto como una herida,
por la que se va mi sangre, abandonada.

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