martes, 10 de febrero de 2009

Sergio Sarachu-Acá vivimos

(...) la carrocería de estos huesos sobre la arena
flamea lejos. Sus destrezas de albatro sobre el cerro
ponen el contorno a otra tarde de domingo
con pájaros prestados.
Un rulo de cardo seco ensaya una huida montaña abajo,
se fuga de su muerte, de su agonía amarilla,
de su antojo saltarín sobre las piedras.
El viento vigila agachado en la esquina. Nos espía
con linternas de chimango. Yo autorizo todo movimiento
en esta zona, piensa.
La carrocería y el cardo insisten en rodar,
en crear un taxi del aire
y estampar sus ventanillas de ómnibus
en el pizarrón de la meseta.

El ventarrón de septiembre ha ganado la partida.
Empuja los huesos y el cardo al talón de la barranca.
Un par de espinas moribundas y mis documentos
prueban que acá vivimos (…)

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